¿Te dices a ti mismo, “mañana la hago, el fin de semana”? y así vas postergando los plazos. ¿Sólo cuando sientes cerca el último plazo, te pones en la tarea? ¿Llevas rumiando una tarea mucho tiempo y nunca encuentras el momento para hacerla?
La procrastinación es un hábito que según distintos estudios lo practica entre el 15 y el 20% de la población y es enemigo de eficacia y productividad. Una vez nos hayamos acostumbrado a postergar, se nos convierte en un hábito.
¿Qué se entiende por procrastinación?
Sencillamente, posponer las tareas frecuentemente, lo contrario de la conocida frase “no dejes para mañana lo que se puede hacer hoy”.
Aun sabiendo que lo mejor es comenzar una tarea inmediatamente, la postergamos o retrasamos para realizar actividades menos relevantes o más agradables.
¿Por qué se da la procastinación?
Investigaciones recientes señalan que es más un problema de gestión de emociones que de una mala gestión del tiempo o desidia. Es decir, es más importante el asunto de emociones que el de productividad.
Por tanto, la procrastinación es una manera de gestionar nuestras emociones y estados de ánimos negativos, que genera la tarea que vamos a emprender. Por ejemplo, tareas que nos crean emociones y sensaciones tales como aburrimiento, ansiedad, inseguridad, frustración, culpa, miedo, dificultad, impaciencia, entre otras.
Nos entretenemos con un diálogo interno entre, por una parte, quien toma una decisión racional (éste es el momento para hacer la tarea) y por otra, el que busca la gratificación instantánea (hay tiempo, hagamos otra actividad diferente, “mañana será otro día, mañana será más adecuado para realizar la tarea”).
Si los pensamientos nos llevan a las emociones, entonces, ¿Qué pensamientos te llevan a procrastinar?
Cuando estamos frente a una tarea podemos tener pensamientos sobre la propia tarea que la consideramos aburrida, difícil, como, por ejemplo, ordenar la bandeja de entrada de los correos. Podemos tener dudas de las propias capacidades (no soy capaz), o sobre no saber por dónde comenzar, pensar que la tarea es una pérdida de tiempo, tener miedo a fallar, no sentirse preparado, o simplemente el querer realizar otra tarea que nos de placer o alivio inmediato en el corto plazo.
Igualmente, nos afectan las “cogniciones procrastivas”, o sea pensamientos que son el resultado del mal trato que nos damos a nosotros mismos; “eres un perezoso”, “prometes algo y no cumples”, “no lo vas a lograr”, “siempre dejas todo para el final”, “nunca te vas a organizar”.
¿Qué tarea es tan placentera que nos lleva a postergar?
Leer la prensa, navegar por internet, consultar los e-mails o las redes sociales, ver series u otras actividades menores, son algunas de las tareas más placenteras que nos llevan a procrastinar. Es decir, identificar cuáles son los interruptores externos que nos hacen perder el foco de la tarea que tenemos delante nuestro.
También, preguntarnos ¿Cuáles son tus distractores internos que te llevan a postergar la tarea? ¿Qué pensamientos o sentimientos te vienen cuando estás delante de la tarea que te es tan difícil? ¿Cuáles con las emociones previas a la tarea que vas a comenzar? ¿Cómo te relacionas con la emoción que te genera la tarea a emprender?
¿Cómo podemos dejar de postergar?
A continuación, algunas pautas que nos pueden ayudar para dejar de postergar:
✔ Si la relación con la emoción que nos genera la tarea es clave para dejar de postergar, entonces dedica un tiempo a entender qué sientes cuando postergas, ¿cuál es la emoción que genera? ¿se trata de miedo, aburrimiento, sentirte abrumado? ¿Dónde se manifiesta en tu cuerpo? ¿Qué intensión positiva tiene la emoción? ¿Cuáles beneficios te trae, que ventajas o qué ganas con postergar?
✔ Encuentra los beneficios que tendrá la tarea que vas a realizar. ¿Qué hay que sea más atrayente que el postergar? Buscar un atractivo que te motive a hacer lo que tienes que hacer. Imagínate con la tarea cumplida, cómo te sentirás después de realizarla, en quién te convertirás, qué lograrás.
✔ Piensa si te estás culpabilizando por postergar, si te genera sentimientos negativos hacia ti mismo. Gestionar los sentimientos que genera la idea de fracaso, a través de perdonarte para liberarte de la culpa y del nivel de malestar que te genera el postergar. Piensa en las consecuencias de no realizar la tarea.
✔ Ayúdate a ti mismo, hazte la promesa de trabajar un período de tiempo completo, libre de interrupciones, sin consultar tus e-mails ni redes sociales.
✔ Divide una tarea compleja y grande en tareas pequeñas, piensa cuál es el primer paso que debes hacer para comenzar a realizar la tarea, hazlo primero.
✔ Define un y piensa cuál es la siguiente tarea que vas a realizar, defínela y hazla. Toma una decisión sobre la tarea a realizar, como si no hubiera otra alternativa.
En síntesis, establece rutinas que te ayudarán a forma hábitos; gestiona las emociones que surgen de la tarea a realizar, y piensa en los logros que alcanzas con la tarea cumplida, poco a poco te ayudarán a no dejar todo para mañana.