¿Trabajas muchísimas horas y no ves resultados? ¿Te pones a trabajar en lo primero que te viene a la cabeza? A veces te sientes con una excesiva carga de trabajo que te genera agotamiento y comienza a tener consecuencias en tu salud y en tus comportamientos: duermes poco, no haces ejercicio, o comes mal. Puede ser que estés sufriendo de estrés laboral, o “bournout”.
Quizás te interese saber sobre el estudio publicado el pasado mes de mayo por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre el impacto en la salud de las largas jornadas laborales. El estudio señala que el trabajo excesivo es el mayor factor de enfermedad ocupacional, responsable de una tercera parte del total de dicha enfermedad en el trabajo.
A nivel europeo, el estrés laboral es el segundo problema de salud más frecuente relacionado con el trabajo. En España, según la última encuesta nacional de condiciones de trabajo, 3 de cada 10 españoles sufren estrés laboral.
Muy seguramente, tu nivel de estrés afecta tu productividad laboral y tu rendimiento en el trabajo. Si el estrés va en aumento, se te puede complicar también tu vida personal y relacional.
Debes saber que el estrés es un proceso natural como respuesta a la necesidad de adaptación al entorno. Sin embargo, cuando éste proceso es muy intenso o más largo de lo necesario, te puede generar estrés crónico.
No obstante, quien provoca el estrés eres tú mismo, por no saber parar en su momento, no gestionar bien tus emociones y no prestar atención a las señales que vienen de tu cuerpo. Es importante que te des cuenta de cuáles son los factores que te causan estrés, las emociones que están detrás y de las tensiones en tu cuerpo (dolores de cabeza, musculares). Observar dónde y de qué forma se produce la tensión en ti para reconocerla y poder gestionarla antes de que el estrés te afecte tu salud.
Te dejo dos dinámicas sencillas para afrontar el estrés cuando notes la tensión e incomodidad en tu cuerpo.
La respiración básica y relajación de tu mente
Hay que estar atento a las situaciones que te generan tensión, malestar. Por ejemplo, si estas entrando a una reunión y te das cuenta que no estas relajada, que estas nerviosa o acelerada, entonces, detente un momento y respira.
Simplemente, observa la tensión e incomodad en tu cuerpo, toma contacto con la sensación y reconoce la tensión. Conecta con tu respiración, con la emoción que hay detrás de la tensión. Respira conscientemente centrando toda tu atención en la respiración. Siente la sensación de alivio. Seguro que entrarás a la reunión con una actitud diferente, relajada y consciente de tus emociones.
Practica ejercicio físico
El ejercicio físico te ayudará a relajarte y reducir tus niveles de estrés. Incluso, si no logras el espacio necesario, tan sólo sobre unos 15 minutos tendrán su efecto positivo. Además de encontrarte más relajado te mantendrás en forma. Practícalo poco a poco, irás formando el hábito de realizar ejercicio diario. Con el ejercicio activas tu organismo, y gestionas de otra manera el estrés. Práctica y notarás el cambio.
En síntesis, el estrés lo generas tú mismo en la medida en que acumulas tensión y no te detienes a tiempo. La respiración consciente y el ejercicio regular, son dos prácticas que te ayudarán a gestionar tu estrés y ser más consciente de tus estados emocionales y mentales.