OBSERVAR PARA VIVIR CONSCIENTEMENTE

Vivir conscientemente, una idea tan difundida y sin embargo tan difícil de aplicar. Buena parte de nuestro tiempo vivimos en la inconsciencia, en los automatismos, repitiendo experiencias y tropezando una y otra vez con las mismas dificultades.

En nuestro día a día, es frecuente caer en la costumbre de trabajar de forma rutinaria y actuar por inercia, sin ser muy conscientes de que estamos repitiendo y actuando de la misma manera. También caemos en el automatismo al relacionarnos con los demás; muchas veces, cuando nos encontramos con alguien, lo saludamos a la ligera, sin mirarlo a los ojos, ni escuchar realmente lo que la otra persona está manifestando.

El vivir conscientemente, implica un ejercicio de observación permanente. Si nos detenemos un momento a observar, por ejemplo, cuándo estamos conversando con otra persona, nos damos cuenta si la miramos superficialmente sin prestarle atención, o realmente la estamos escuchando conscientemente. Nuestra observación nos lleva a escuchar no solamente lo que dice, si no como lo dice, es decir, el lenguaje no verbal, su expresión facial, sus posturas, los gestos, lo que hay detrás de lo que están expresando.

Escuchar y Observar, las claves para vivir conscientemente

La capacidad de escucha, de crear sintonía con el otro, se aprende. Se logra, por ejemplo, igualando respetuosamente el lenguaje corporal, el tono y velocidad de la voz, acompasando la respiración, o mirando a los ojos con posición de apertura hacia el otro. Y al observar el lenguaje no verbal, nos lleva a preguntarnos, ¿he visto correctamente lo que esta sucediendo? por ejemplo, si estoy en una reunión de trabajo, ¿realmente estoy escuchando lo que la otra persona me quiere decir? Observamos al otro realmente, percibimos si el mensaje que nos esta dando coincide con la comunicación no verbal, si hay coherencia entre lo que dice verbalmente y cómo lo expresa a través de sus gestos y posición corporal. Es preguntarnos, que hay detrás de lo que quiere comunicar, para llegar a una real comprensión de lo que está expresando.

El observar, nos lleva a poner la atención en cómo actuamos y pensamos, para salir de la repetición. Un ejercicio sería preguntarnos en cada momento, “¿tengo que actuar igual que todos los días?”, “¿que puedo hacer diferente hoy?” Indudablemente, podemos ser mas conscientes de nuestros actos, por ejemplo, cuando nos encontramos con una persona, ser consciente de la forma como la saludo, de cual es mi actitud cuando estoy conversando, si la miro a los ojos o no, si me intereso por ella; en últimas es ser consciente en cómo es mi forma de relacionarme.

La observación entonces nos ayuda a vivir conscientemente. La observación es una habilidad que se va desarrollando con la práctica, se aprende. Podemos ponerla aprueba de una manera desprevenida, en las conversaciones del día a día. La observación es un proceso gradual de adquisición de la competencia que nos permite escuchar más allá de las palabras. Nos permite observar lo obvio, sin interpretaciones ni juicio. Cuando observamos, ponemos nuestra atención en los detalles, en el presente.

En síntesis, la observación es una herramienta poderosa para vivir conscientemente, principalmente consciente en las relaciones con los demás. Estar en la observación, nos lleva a un mejor entendimiento y comprensión en la relación y la comunicación.

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