¿Eres de las personas que creen que no te mereces un descanso? ¿o piensas que no puedes parar de trabajar y no es importante tomarte una pausa?
Descansar es simplemente “reponerse del cansancio” o “hacer una pausa en el trabajo para recuperar fuerzas”. Es decir, descansar significa parar para recuperar energías y restablecer tu cuerpo y tu mente para los nuevos retos.
Tu cerebro necesita parar y descansar. Es como un músculo que requiere entrenarse, pero también recuperarse. Cuando estas con mucha actividad, muy seguramente sientes estrés o ansiedad, lo que te lleva a tener una visión cerrada sin ver otras opciones.
Lo primero es hacerte consciente de la necesidad de parar el ritmo de tu actividad. Pon límite de velocidad a tu movimiento. Ten momentos para frenar y pensar, y hacer una revisión profunda. Por ejemplo, durante el verano o final del año. Momentos para reinventarte, para realizar tareas diferentes y salir de tu zona familiar de trabajo.
Si quieres tener una actitud abierta y creativa, necesitas que tu cerebro este relajado. Algunos de los momentos de inspiración muy seguramente se producen cuando estás duchándote, haciendo deporte, en un viaje o en la mañana al despertar.
4 razones por las que te mereces un tiempo de descanso
- Descanso para tu cuerpo. Escucha tu cuerpo para detectar el cansancio, señales como dolores musculares, tensión, dolor de cabeza, cambios de humor. Cuando descansas, tu cuerpo se recupera, mejora la memoria, aumenta la capacidad de concentración y mejora la capacidad mental. Tu cuerpo necesita realizar pausas para recuperar energía.
- Avanzar en tus proyectos personales. Si por tu trabajo no puedes dedicarles tiempo a tus asuntos personas, durante tu descanso, tendrás más tiempo para dichos proyectos. Identifica los que son importantes para ti, que te llevan a tus objetivos y destina un espacio para estos.
- Para estar contigo misma. Desconecta y dedica un tiempo a reflexionar, evaluar, clarificar si vas por el camino que quieres ir o cuales son los nuevos objetivos que quieres plantearte.
- Cambiar de actividad. Busca tareas agradables, actividades que te hagan desconectar, que no te hagan pensar, ni forzar el cerebro, actividades que silencian el ruido interno. Tareas que te permitan estar presente, sin poner foco en algo concreto. Generar espacios de “hacer nada”.
Después de un merecido descanso, seguro que llegarás a tu trabajo siendo más creativo y productivo.